22 de diciembre de 2014

Un vaso de leche

Un dia, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar su escuela, encontró que solo le quedaba una simple moneda de 10 centavos, y tenia hambre.

Decidío que pediría comida en la proxima casa. Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta.

En lugar de comida pidio un vaso de agua. Ella pensó que el joven parecía hambriento así que le trajo un gran vaso de leche. El lo bebio despacio, y entonces pregunto:

¿Cuanto le debo?

No me debes nada, -contestó ella- mi madre siempre nos ha enseñado a nunca aceptar pago por una caridad.

El entonces dijo:
Entonces, te agradezco de todo corazón.

Cuando Howard Nelly se fue de la casa, no solo se sintió fisicamente más fuerte, sino que también su fe en Dios y en los hombres era más fuerte. El había estado lista a rendirse y dejarlo todo.

Años despues esa joven mujer enfermó gravemente.

Los doctores estaban confundidos pues sus esfuerzos por aliviar sus dolencias no daban ningún resultado.

Finalmente la enviaron a la gran ciudad, donde llamaron a especialistas para estudiar su enfermedad.

Se llamo al Dr. Howard Nelly para consultarle. Cuando oyó el nomdre del pueblo de donde ella vino, una extraña luz llenó sus ojos.

Inmediatamente fue al hospital y llegó al cuarto. Vestido con su bata de doctor entró a verla.

La reconoció enseguida. Regresó al cuarto de observación determinando a hacer  lo mejor para salvar su vida.

Después de una larga lucha, ganó la batalla.

El Dr. Nelly pidió a la oficina de administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla.

El la revisó y entonces escribió algo  en el borde y le envió la factura del cuarto de la paciente.

Ella temía abrirla, porque sabía que le tomaría el resto de su vida para pagar todos los gastos.

Finalmente la abrió, y algo llamó su atención en el borde de la factura.

Leyó estas palabras: "Pagado por completo hace muchos años con un vaso de leche".

Lágrimas de alegria inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así:

"Gracias, Dios porque tu amor se ha manifestado en las manos y los corazones humanos".